Como vamos en medio de los sustos
Con la grata y refrescante llegada de un torrencial aguacero, al comienzo de la noche, que calma la sequia de nuestro pie de monte caleño, expedita para los pirómanos de la invasión, esos urbanizadores piratas que ven en las rastrojeras la mejor oportunidad para tumbar a las pobres gentes que llegan desplazadas huyendo de la violencia de la guerrilla y del paramilitarismo, pues resulta más fácil invadir un lote desolado que cubierto de arbustos; hoy la opinión pública recibió la última versión de la “Percepción Ciudadana Cali como vamos”, que muestra indicadores desalentadores sobre la gestión del Alcalde Jorge Iván Ospina; lamentable noticia, pues ello corrobora que no habita en esta columna periodística, un deseo perverso al señalar la regular administración del caleño gobernante, sino que, es una percepción generalizada de la sociedad civil, aunque otro periódico local (bajo la influencia de la pauta municipal), quiera mostrarnos una realidad inexistente, pues no nos cabe la menor duda que queremos la mejor de las ejecutorias, ello lo perseguimos con la franqueza de nuestra objetiva opinión.
En primer término, el clima de opinión general sobre el Alcalde Ospina es apenas del 54%, con poca diferencia del 42% de Apolinar Salcedo, quien a la postre terminó destituido por la Procuraduría General, en virtud del desconocimiento de los procedimientos administrativos que impone la Constitución y las leyes. Paradójicamente salió mal comparado Jorge Iván, que casi cumple 2 años en la Alcaldía, con el 79% de conocimiento por parte de la ciudadanía, con Tafur que solo estuvo 7 meses y obtuvo el 82%. Incluso la calificación total de los ciudadanos, indica que la mayoría, es decir el 41%, estima que Ospina tiene una gestión calificada en un poco más de 3 o sea regular, al igual que el Concejo Municipal con igual deplorable calificación, entre otras percepciones, porque consideran que no ha cumplido con lo prometido, al punto que, no obstante su alta inversión en temas como la erradamente llamada constituyente ciudadana, su promoción de renovación de las Juntas de Acción Comunal y los onerosos Guardas Cívicos, no logra que más del 7% de la comunidad participe en organizaciones sociales, además la crítica situación económica familiar, empeoró del primer al segundo año.
Destacando el interés sobre la movilidad urbana, que tanto me alienta, debemos empezar por decir que la calificación de la gestión de la Secretaria de Tránsito apenas llega a 2.9, es decir, que sigue perdiendo la materia, lo que se refleja en la calificación de la satisfacción del transporte utilizado por los caleños, no la del Sistema de Transporte Masivo (MIO) que apenas está calificada en 3.5, no obstante que representa una buen avance respecto del caos generado por el tráfico vehicular, es superada por el uso del taxi, que genera una satisfacción de 3.9 en los propios usuarios, calificaciones que fueron mejoradas por los usuarios de la bicicleta en 4.2, no obstante que han reducido su utilización, por las adversas condiciones de disponibilidad vial y por el aislamiento al que nos sometió la presencia de los buses articulados, pues del 8 se redujo al 5% el uso del nada contaminante “caballito de hierro”.
Estas estadísticas, nos permiten saber cómo vamos en medio del susto, el que se llevó el alcalde Ospina con la orden de 30 días de arresto, por desacatar una sentencia de tutela, que le fue impuesta por un juez municipal, pero revocada por otro, mediante los grandes esfuerzos que hizo el burgomaestre, para comprometer partidas necesarias para garantizar la estabilidad de un edificio residencial, al que se negaba a atender sobre el prurito de ser la vivienda de unos ricos, como si él no hubiera pasado a engrosar ese estatus social al pasarse a vivir en el selecto barrio Santa Rita, una vez elegido mandatario local.
Lo peor está por venir, pues Ospina seguirá pasando tantos sustos, proporcionales a su desdén por el ordenamiento jurídico, como en el caso de la acción de cumplimiento que en compañía de la Asociación de Ciclistas Urbanos, interpusimos y sacamos avante en el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca, que le profirió la orden judicial de expedir el Plan de Movilidad Sostenible de conformidad con lo dispuesto por la Ley 1083 de 2006, pero que bajo el terco desempeño del Director de Planeación y con el silencio del Secretario de Tránsito, quienes también quisieron sacarle el cuerpo a la orden judicial, la cual, después del impulso que le hemos dado al respectivo incidente ante el Juzgado 8º Administrativo, logró que la operadora judicial estime que el decreto municipal del Alcalde Ospina sobre el Plan de Movilidad no cumple con los parámetros legales de la orden judicial; solo resta que se le imponga la respectiva sanción, de la cual no se podrá librar esta vez, pues su negligente obstinación viene desde la negación a responder los derechos de petición que en dos oportunidades se le radicaron el año pasado, pasando por la falta de contestación de la demanda.
Como quien dice, vamos muy regular en medio del susto del alcalde, que no aprende como los niños a superar el que nos produjo la cercanía al fuego, para andar a una distancia prudente de las llamas, las mismas que han arrasado nuestras montañas, pero que lamentablemente podrán chamuscar la voluntad de un pueblo que creyó que Ospina era la mejor opción.
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